La verdad sobre Accomarca: Ayacucho 1985
Jose Cabrejos SamameAntes de realizar el Comentario sobre la operación militar llevada a cabo en la
Zona de Accomarca; es conveniente mencionar someramente el accionar de
los movimientos subversivos de ideología marxista, leninista, maoísta, que a
través de nuestra historia republicana, particularmente a partir de la década de
los 60 a la fecha; pretendieron el cambio de las estructuras sociales a través de
la captura del poder por la vía violenta, empleando diferentes estrategias.
Así tenemos, en la década del 60 el Movimiento de Izquierda Revolucionaria
(MIR) insurge contra el Estado, estableciendo tres núcleos guerrilleros:
AYABACA-SIERRA CENTRAL-MESA PELADA, de naturaleza foquista de
fuerte influencia cubana. Estos focos guerrilleros fueron derrotados por las
fuerzas combinadas del Ejército, Marina y Fuerza Aérea con la colaboración de
la Policía Nacional, en menos de ocho meses.
Esta derrota militar del MIR, es analizada por otros movimientos subversivos,
tales como Sendero Luminoso, que madura un nuevo proyecto violentista
resumido en el “Pensamiento Gonzalo”, que preconiza la guerra popular
prolongada y clandestina, emulando a Mao Tse Tung y que luego de un
proceso de organización y adoctrinamiento clandestino; por un periodo de casi
10 años, irrumpe con acciones violentas y sanguinarias, particularmente en la
Sierra Central, sumiendo al país por más de 20 años en un estado de zozobra,
violencia, muerte, destrucción y grandes daños a la infraestructura nacional, a
un costo económico y social sumamente elevado.
Pese a toda esta calamidad, el estoico pueblo peruano, reaccionó y derrotó a
Sendero Luminoso, se hicieron merecedores a la victoria, tanto las Fuerzas
Armadas y Policía Nacional, como los heroicos Comités de Autodefensa y las
mayorías nacionales, que cerrando filas, alentaron, respaldaron y apoyaron sus
acciones.
A partir del año 2000, aparentemente ya no existían movimientos subversivos
de importancia en el país, puesto que ya no se declaraban los Estados de
Emergencia, ni se producían más “Taratas”, ni voladura de torres de alta
tensión con sus consiguientes apagones, asesinatos, etc.
No nos dábamos cuenta que se incubaba y gestaba un nuevo tipo de
organización subversiva, ya no empleando la vía violenta para tomar el poder,
sino la vía pacífica de infiltración en el aparato estatal (Ejecutivo, Legislativo y
Judicial), constituyendo la “acción legal” para quebrantar la moral y espíritu de
lucha de las Fuerzas del Orden, es decir derrotarlas en el campo político, como
un paso previo a su derrota futura en el campo militar.
Esta nueva organización subversiva es la denominada Izquierda Progresista o
Izquierda Caviar, que en forma metódica construye una organización nacional
con proyecciones internacionales. Esta organización se infiltra en el Poder
Ejecutivo, Legislativo y Judicial; y poco a poco va tejiendo su telaraña orientada
al logro de sus objetivos.
Busca y consigue aliados económicamente poderosos, como son las ONGs,
que enarbolando la defensa de los Derechos Humanos, por todos naturalmente
aceptada, consigue financiamiento económico de parte de patrocinadores
extranjeros, a quienes de ninguna manera le interesa el Perú como Nación, que
busca su porvenir mediante el Desarrollo.
Su estrategia operativa por excelencia es la denominada “Acción Mediática”, es
decir llevar a cabo una orquestada campaña psico-social millonaria, utilizando
los medios de comunicación social masivos y compra de voluntades, para así
impregnar ideológicamente a la opinión pública y generar en su subconsciente;
utilizando hábilmente algunos casos aislados sobre violación de derechos
humanos, atribuidos a miembros de las Fuerzas del Orden durante la lucha
contrasubversiva en los años 1980 – 2000; la idea de que las Fuerzas Armadas
emplearon como estrategia militar la violación sistemática de los Derechos
Humanos de inocentes campesinos, ajenos a la violencia de Sendero
Luminoso.
De lo descrito respecto a esta nueva organización subversiva no violenta,
catalogada como tal, porque de una u otra forma pone en riesgo la Seguridad y
Defensa Nacional y por consiguiente la supervivencia del Estado Peruano; es
preocupante el trabajo realizado por la CVR, puesto que en muchos casos su
Informe y sus Conclusiones en lo referente a violación de los Derechos
Humanos por la Fuerza del Orden, no se ajustan a la verdad de los hechos,
habiéndose aprovechado hábilmente -excesos individuales- para arribar a la
pseudo Conclusión: HUBO UN PATRÓN SISTEMÁTICO DEL ACTUAR DE
LAS FUERZAS DEL ORDEN QUE EMANABA DEL COMANDO POLÍTICO
MILITAR Y SUS ESTADOS MAYORES, MONTADO SOBRE LA BASE DE
UNA ORGANIZACIÓN MILITAR CONTRASUBVERSIVA ILEGAL EMPLEADA
COMO INSTRUMENTO DE PODER.
Tal es el caso de la Operación realizada en la Zona de Accomarca entre el 13 y
15 de agosto de 1985, donde su autor de reconocido prestigio profesional,
utilizando un arma simple y a la vez poderosa cual es, DECIR LA VERDAD, la
desarrolla en forma cronológica, apoyándose en un marco constitucional, legal
y doctrinario; y en documentos que constituyen pruebas irrefutables.
No se han incluido patrañas o mentiras, es la descripción de los hechos tal
como se dieron en la realidad, expuestos por la propia fuente que los vivió de
cerca e investigó los sucesos violentos ocurridos en la localidad de
LLOCLLAPAMPA el 14 de Agosto de 1985.
En otras palabras, los hechos ilícitos que se suscitaron en Accomarca se
enmarcan dentro de conductas individuales, que ya fueron sancionadas por la
Jurisdicción Penal Militar, luego de que la Corte Suprema dirimiera la
competencia a favor de ese Fuero, debiéndose significar que las Fuerzas
Armadas al cumplir las órdenes de los gobiernos constitucionales para afrontar
patologías y desbordes constitucionales, dentro de los llamados Estados de
Excepción, lo hace en defensa del Estado de Derecho, ante agresiones
ilegítimas que atentan contra el desarrollo normal del país, puesto, que no se
puede asistir pasivamente a la destrucción de la Patria y menos ser indiferentes
ante las violaciones de los Derechos Fundamentales de las Personas y la
destrucción de la propiedad pública y privada. Se debe dejar constancia que el
accionar de las Fuerzas Armadas, estuvo ceñida en el respeto de los Derechos
Humanos y los excesos singulares que hubieron, no obedecieron a ningún plan
sistemático, sino a conductas individuales producto en muchos casos, de la
tensión física y mental que se vivía.
Luego de la lectura, de la presente información, estimados lectores; ustedes
dispondrán de los elementos de juicio referenciales para que, sin imposiciones
mediáticas, establezcan sus propias conclusiones.